domingo, 29 de agosto de 2010

Levantando cabeza

Ya han pasado seis meses de ese 27 de febrero y en las calles del barrio San Diego no quedan muchos rastros de esa fatídica noche, a lo más una que otra pequeña grieta en los algunos locales y casas. Pero toda esta descripción es la visión exterior de las cosas, porque por dentro todo da un giro radical, especialmente en los sentimientos de las personas que viven en el barrio.

Responsabilidades en cuerpo pequeño


“Trato de aparentar frente a mis papás que no tengo miedo”. Este es el relato que tiene el pequeño de 13 años, Sergio Sandoval, cuando le preguntan por el terremoto. Al relatar los detalles de esa noche lo hace con voz fuerte y con una tranquilidad que impacta, pero en sus ojos y movimientos de manos se puede apreciar todo lo contrario. “Mi mamá me había hablado antes de los terremotos, pero nunca pensamos que vendría uno, imagínate yo que vivo en el séptimo piso de un edificio que igual es antiguo, fue lo peor”, dice recordando.

Si bien, en su pequeño departamento ubicado en Nataniel Cox con Santiago quedaron algunas grietas, especialmente en su pieza, la cual la más grande atraviesa la pared que da hacia la calle, la familia ha tratado de volver a la calma luego del estado de nerviosismo que trajo el terremoto y han implementado nuevas reglas en lo que respecta a la seguridad familiar. Ejemplo de ello es que debido al gran movimiento, las puertas de las habitaciones se trancaron, los padres decidieron que nunca más las puertas se cerrarán, y eso el pequeño Sergio lo agradece, puesto que uno de sus mayores miedos al momento del sismo fue no poder salir de su pieza.

Otro de las medidas impuestas en la casa de los Sandoval - Cerda, es tener a un costado de la puerta de la entrada, una maleta con ropa de abrigo para todos los integrantes de la familia, para así arrancar ante cualquier emergencia que lo amerite. De esta nueva prevención estuvo a cargo la mamá de Sergio, quien según las propias declaraciones del pequeño fue quien perdió la razón totalmente esa noche y es por lo mismo que él no puede demostrar el miedo que tiene, puesto que se siente una responsabilidad que es ilógica a su edad, “Cuando no está mi papá, yo soy el hombre de la casa, así que debo cuidar a mi mamá y a mis hermanos”, concluyó con total orgullo.


Los verdaderos problemas de la columna vertebral


Caminando por las calles de San Diego y sus alrededores, donde las edificaciones nuevas son pan de cada día, llama la atención uno de los edificios más altos del sector constituido por alrededor de 22 pisos. Se trata del Condominio Oasis ubicado en Pedro Lagos con San Diego, que fue construido a fines del año 2009 y a la fecha cuenta con cuatro familias que ya habitan sus hogares. La inmobiliaria Mitras Copr la cual está a cargo, declara que ya cuentan con todos los departamentos vendidos y aseguran que los compradores no tienen miedo por vivir en departamento si viene otro terremoto. A la vez confirman que semanas después del sismo debido a la baja de precio de las viviendas, las personas llegaron en masa a comprar los pocos departamentos que quedaban , algo que no es raro si se piensa que el barrio San Diego es uno de los más cotizados en lo que a mundo inmobiliario se refiere en esta época .

Según sus fuentes cercanas a la empresa constructora, el edificio resistió muy bien y solo sufrió daños superficiales como grietas y quebraduras de vidrios, pero esto se aleja un poco de la realidad que se ve al visitar in situ el lugar. En la parte trasera del edificio se encuentran instaladas, en varios departamentos de los pisos inferiores, las llamadas, en el mundo de la construcción, Alzaprimas. Estas, son tubos delgados de forma circular que sirven para moldear y sustentar la loza del edificio en caso que tengan problemas estructurales y necesiten arreglo. En cada marco de ventana de los departamentos afectados se puede observar por lo menos cinco a siete de estas barras, algo que no es menor.

El Constructor Civil, Waldo Lobos, confirma que estas Alzaprimas no deberían estar en ese lugar si existen habitantes en el edificio, porque esto quiere decir que la construcción sí tiene daños serios, puesto que estas herramientas son para sostener y cargar con todo el peso de una edificación que ha sufrido problemas. Por lo mismo que aconseja que lo más viable es abandonar el lugar hasta que se solucione el problema estructural, ya que en caso, de que se produzca otro sismo de gran intensidad, es probable que parte del Condominio Oasis sufra daños más graves aún.

Pero el miedo por otro terremoto no ha sido impedimento para que las personas elijan los departamentos como su hogar, así mismo lo da a conocer Jorge Carrasco, encargado de la recepción de compradores en el edificio. “La gente ya no tiene susto o mejor dicho eso aparentan, por que después de preguntar el precio de los departamentos, la mayoría me pregunta, para callado, si al edificio le pasó algo para el terremoto” relata, con sonrisa picara.

A varios meses del terremoto este es el escenario que enfrenta en barrio San Diego .Las construcciones y las familias juntas de las mano, a base de esfuerzo y trabajo buscan dejar atrás esa fatídica noche. Sin duda las secuelas que han perdurado durante este tiempo no se irán tan fáciles, pero al pasar los días estos se disimularan mejor, como hasta ahora.

jueves, 19 de agosto de 2010

Un recorrido por San Diego

Juan y su esposa, viajaron desde su natal Perú para intentar lograr un equilibrio económico en sus vidas, este hecho fue hace tres años. La venta de jugos de pomelo y naranja a $ 500 el vaso pequeño son lo suyo todo esto en un pequeño carro de supermercado. Según sus propios dichos eligieron este sector por la tranquilidad que les brinda y además que no existe la vigilancia de forma excesiva de parte de los Carabineros. Aunque sus gestos indiquen todo lo contrario. Cada cinco minutos la señora de Pedro se levanta de su asiento y camina para ver si alguna patrulla se acerca al lugar de ventas. Con turnos de mañana y tarde, esta pareja que mensualmente no supera el sueldo mínimo tratan alimentar a sus pequeños hijos.

Este es uno de los testimonios de uno de los extranjeros que han hecho del barrio San Diego su casa. El bajo precio de los locales y la tranquilidad que existe son algunas de las razones principales, sobre todo esta ultima.

Según los propios vecinos, la delincuencia en el sector ha disminuido considerablemente y es por lo mismo no que entienden el motivo por el cual la ciudadanía todavía cataloga al barrio como un lugar poco seguro. La calma, es uno de los invitados de honor en la vida diaria de las personas que visitan San Diego, conllevando que ya no es esa el barrio de antaño en el cual se caminaba con desconfianza por la calle por miedo a ser asaltado, es por eso que los locatarios piden a gritos un cambio de imagen para el sector.
Con cerca de treinta cuadras que constituyen el barrio, a través de los años se ha convertido en un lugar completamente comercial. La computación, las bicicletas y los libros son la especialidad del sector, siendo este ultimo los productos más buscados por todo tipo de personas, como por ejemplo el Ex –Presidente Augusto Pinochet en los años 80, cuando visitó la librería “La Oportunidad“la que sagradamente era atendida por Juan Saadé y así poder alimentarse de ejemplares para aumentar con esto su biblioteca privada.

Uno de los sitios especializados en el asunto de libros son los locales de la plaza Carlos Pezoa Veliz ubicados a un costado de los juegos Dianas. De pequeños tamaños y pintados de color verde, estos puestos son los indicados para encontrar todo tipo de literatura, ya llevan más de 30 años y afirman unánimemente que el barrio San Diego es uno de los mejores del sector y es por lo mismo que ya se sienten una familia. La mayoría de los vendedores de estos 38 locales tienen pasan la barrera de los 50 años. “Estos locales van de generación en generación, es por lo mismo que mis mejores amigas están en este lugar “afirma con tranquilidad mientras se toma un café, Maria Teresa Labbé del local 2.
Otro comercio que se siente tranquilo en el barrio al igual que los extranjeros y librerías son los vendedores de bicicletas. Tomando varias cuadras del sector, los locales hacen su mayor esfuerzo, en esmerarse por tener los mejores productos para el comprador.

En esta loca carrera por captar público, hay empresas que van un poco mas adelante que sus pares. Se trata de “El rey de las bicicletas “de Juanito Mena. Ubicado en San Diego 911, este es local se lleva la gran mayoría de los consumidores que recorre San Diego en busca de bicicletas. Ocupando dos locales en los cuales el ambiente es más parecido a un taller de bicicletas, el clan Mena se dedican a la venta y fabricación de bicicletas para niños y adultos, siendo los pioneros en la armaduria de este medio de transporte. Al igual que los libros, la industria de las bicicletas se ha transformado en una comunidad, pero esto no quiere decir que no exista la competencia, en el caso de Juanito Mena su rivalidad directa es con “Bicicletas Vargas ", la cual se ubica a solo media cuadra del local.

Uno de los hijos de Mena, sentencia que el barrio es uno de los mejores sectores para instalar un negocio. “A pesar de la dura competencia que existe entre nosotros, este es sin duda el mejor barrio. La delincuencia ha disminuido mucho y los clientes han vuelto con todo en busca de nuestros productos ”